viernes, 6 de febrero de 2009

AHÍ


Siempre hay un lugar en donde uno quisiera estar y si acaso ya se está en ese lugar pues entonces uno quisiera quedarse ahí más tiempo de lo que se está. Pero por lo general uno no está ahí, porque además se trata de un lugar incierto, a veces sólo posible en la imaginación. El ansiado lugar puede no ser más que un momento del pasado, una casa, un momento, una persona o toda una época; pero por muy pasado que sea, aunque uno se crea que por lo menos ese lugar o ese momento perfecto existieron la verdad es que tampoco fue así, pero es importante aferrarnos a la idea de que sí, que era igual de luminoso como aparece en la nostalgia.
A veces nuestro lugar se aparece como una epifanía en la página de una revista. La casa de los sueños, las vacaciones ideales, el lifestyle anhelado. No vale la pena decir que se trata de un set de fotografías y que la esbelta e inmaculada mujer que aparece rodeada de sus dos bellísimos hijos en realidad no ha tenido ningún embarazo y por eso tiene el vientre plano; es más, es casi de la edad del niño mayorcito y además ese que la abraza como el marido más amoroso y protector, en realidad es gay o terminó con su novia en una noche extrema donde sobró el alcohol y la cocaína. Ah, y por cierto, esa casa perfecta de pulcras decoraciones, en realidad huele a caño y tiene unos vecinos molestísimos.
Ahora que lo pongo así, el ejercicio de evocar la realidad sobre los lugares perfectos podría ser la terapia perfecta para dejar de pensar en ellos, para alejar la nostalgia y pensar que tal vez este odioso trabajo y ese departamento minúsuculo no están tan mal.
Bueno sí, puede funcionar un rato. Pero luego aparece de nuevo el "kibutz del deseo" y todo se pone borroso de nuevo. Los más optimistas podrían sentirse a un paso de él; los más pesimistas quizá tengan dificultades incluso para vislumbrarlo, pero por más bosquejos y pasos adelante, sigue a la misma distancia. O realmente, ¿qué estás haciendo para estar más cerca?, ¿realmente tiene sentido?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más importante no es la nostalgia de lo que se fue, es saber encontrar la alegría de lo que existe, de la sonrisa de los hijos, la tristeza de los que no se aman, la gloria de saberse dueño de todo y a la vez de nada, de siempre estar listo para partir o para quedarse.

Con amor tu padre

Anónimo dijo...

WOW, que padre escribes Karla, ta admira y te quiere tu cuñado Felix

Anónimo dijo...

Il semble que vous soyez un expert dans ce domaine, vos remarques sont tres interessantes, merci.

- Daniel